Bienvenidos a "La cantera de las Historias", blog literario de los alumnos de 2º de ESO del colegio Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro.
6 nov 2014


Él seguía sin mi, salió adelante sin mi, con el corazón a salvo, a cambio yo tendría que cuidarme para no perder de nuevo. No quería amar y sufrir, yo iba a olvidarle. Aunque me doliera, aunque en mi cielo no había sol, ya solo llovía. Y es que, lo que hace tiempo sucedió a veces duele. Éramos extraños, con un recuerdo en común. Ya no estábamos unidos, pero toca aceptar que el tiempo vuela, y por más que lo intentemos todo tarde o temprano muere. Sin embargo, las pasiones son los vientos que inflan las velas del navío, algunas veces le hacen hundirse pero sin ellas no podría navegar. Y ojalá que me dijera un te quiero, pero no dice nada, y es que yo por él muero. Quería olvidarle, y le veía en cualquier parte, pero estaba aprendiendo para no recordarme como él eras antes, duele extrañarle, pero donde existe el dolor puede el amor refugiarse. Y es que una vez que el amor llega a tu vida, no lo piensas, te entregas, y yo sigo aquí enamorada de él. Y no sabéis lo que es esa mirada que hipnotiza y sus caricias que envician. Y el tiempo me ha demostrado que es mi polo opuesto, mi complemento perfecto, que sus defectos a mi no me causan ningún efecto, y que si es pecado haberle conocido, sin pecar yo no habría vivido. No se que tenía su sonrisa,  que me hacía gritar al cielo cuanto le amé. Éramos la pareja perfecta, me robó cientos de besos, me juró el futuro perfecto. Le eche de menos, no sabéis cuanto, tuve la necesidad de sus abrazos en cada caída. Pero aprendí a levantarme sola, aprendí a cuidarme por mi misma. Tuve oportunidad de rehacer mi vida con otras personas, pero no quise, quería que fuera él a quien vería en la cama al despertarme cada día, el que me comiera a besos y al que querer como a ninguno. Quería quererle, sentirle y tenerle entre mis brazos. Aún así, no le volví a llamar, lejos me iba a olvidar de su boca y da las ganas locas que tenía de tenerle, de sus olores, de sus ojos y de su piel. Al paso del tiempo nuestras miradas se volvieron a cruzar, y mi orgullo hacía que le mirara por encima del hombro. No volvería a arrastras mi dignidad por una persona que cuando me pudo tener no quiso. Pero hay que entender que la vida no es otra cosa que una sucesión de oportunidades para sobrevivir. Y esta es mi oportunidad, así que le dije que si quería algo de mí esta vez, tendría que conseguir que sus palabras fueran mejor que su silencio.

1 comentarios:

J. A. Lucero dijo...

Hay amor, pasión y poesía en este relato. Yo no habría expresado mejor un sentimiento tan poderoso como el que has expuesto aquí. ¡Enhorabuena Claudia! ¡Cada día escribes mejor! ;)